Dash (Coro)

 

Dash Nava. Soy un joven de 19 años apasionado por la literatura. Me gusta leer y escribir tantas ideas locas se me vengan a la mente. Soy de los pocos que vemos una realidad alterna a los pequeños eventos que rodean nuestra vida. Estudiante de ingeniería de sistemas en la UNEFA, amante del cine y de la música.

Atrapa sueños.

 

Han pasado cinco años desde su partida. He esperado con la pesada impaciencia de cada día, de cada noche, de cada vasto universo infinito en la galaxia de las incalculables horas del ayer.

Hoy mi día no terminará con esa foto añeja tuya recostada en mi pecho, no. Hoy por fin he terminado el trabajo del cual me arrepentí. Me hubiese gustado haberlo sabido antes, pero eso ya no importa. Hoy, será mi ayer.

He recopilado toda la información que me faltaba. Realicé los viajes que nos prometí y fui más allá, donde tú querías llegar. Descubrí que había fuentes de energía mucho más poderosas de las que inventamos, más poderosa que la tuya. No eran de este planeta, pero comencé a creer que lo fueron. Analicé cada detalle de mi plan, sabía cuál era mi riesgo si iba a ese lugar; sabía que si habría un inconveniente no podría contártelo. Estudié mi presente para avanzar al pasado, comenzaba a aceptarlo.

Armé y pulí cada pieza de nuestro Atrapa Sueños. Estaba igual que la última vez que decidiste usarlo. Lo limpié y monté el corazón lunar: sí hubieses esperado un poco más verías la lluvia de plata que la luna me regaló; fue un evento estelar muy sorprendente para todos. Fue mágico, fue el destino.

Encendí la maquina y ajusté todas las coordenadas a mi herida; ese día que nunca podré olvidar e irónicamente el que ahora mismo agradezco para volver. Me aseguré de dejarles todas mis pertenencias encima de la mesita de noche antes de irme a dormir. Arreglé la casa, cambié las bombillas, cené nuestro platillo favorito y vi a nuestra pequeña hija nacer y tomar tú mano en nuestras viejas cintas de video. Me parecía una mentira creer que aún podía vivir así. Vivir.

Caí dormido.

 

Era navidad y comenzaba a hacer mucho frío en las calles. La nieve acogía la ciudad por doquier y el hielo se instalaba en cada detalle del panorama. La vista se nublaba por el centenar de copos que arrastraba la brisa; creo que ahora que lo pienso, las señales eran muy claras, aún para una familia distraída.

El Atrapa Sueños me había dejado a una cuadra de nuestra cita. Allí estabas con nuestra hija, sonriendo y disfrutando de la noche. Todavía me resulta difícil pensar que fue la primera vez que las vi juntas en mucho tiempo; había comenzado a olvidar esas dulces voces que me despertaban cada mañana entre abrazos y risas. Estos cinco años han sido la más trágica eternidad que he desfilado, aunque, aún me queda otra pendiente.

Las había visto ir y venir en mis sueños cada noche. Pero ésta vez  era diferente porque sabía que nuestras teorías y nuestros años de estudio manifestaban una realidad totalmente diferente a las escritas en aquellos papeles manchados de café. Las sensaciones que me transmitía ese lugar no eran recuerdos, eran reales. Sabía que había viajado a una dimensión paralela. Una dimensión en la que se hallaban mis dos amores.

Sí estábamos en lo cierto, entonces sólo quedaba una cosa por hacer y tenía que hacerlo lo antes posible pues, según el gigantesco reloj de la plaza, ya se acercaba la causa de mi travesía por el espacio. Se acababa el tiempo para alcanzar la eternidad.

No me había percatado que comenzaban a congelarse mis pies así que comencé a correr. El dolor era un inquietante traqueteo de huesos que puñaleaba cada nervio sin compasión alguna; pero no se comparaban a media década de soledad. La carrera consistía en una lucha por mantener el equilibrio y llegar a la meta de la que nunca más tendría que volver a correr.

Siempre habíamos dicho que el tiempo no es real. Sino una percepción que le damos en nuestra vida para darle un fin inexacto. Bueno, en ese momento no podía estar más de acuerdo con nuestros pensamientos, ya que gozaba de la libertad de moverme tan deprisa como podía y de ver todo transcurrir tan lento como ver al sol expirar cada día.

Lo vi.

Todo pasaba exactamente como lo recordaba, nunca hubo modo alguno de borrar aquella pesadilla. Aquel auto que iba excedido de velocidad, en pocos segundos perdería el control en la helada carretera y las aplastaría contra las rejas de la fuente. Aquel auto acortaba cada pequeño y maravilloso segundo que tuve de verlas. Aquel auto se acercaba cada vez más a mi final.

Recorrí el final de la acera y llegué a ustedes. No les pude ocultar los finos hilos de cristal que brotaban de mis ojos, nunca me habían visto llorar y lamento que haya sido la última vez para ustedes. Me acerqué y las abracé tan fuerte. Quería hacer ese momento tan eterno e infinito como fuera posible, pero sabía que si me sumergía en mis deseos terminaría por perderlas otra vez.

Recordé tú olor y el suave cabello de nuestra hija. Inmortalicé sus pequeñas pecas celestiales adornadas en su angelical rostro. Ambas sonrieron para mí como si solo hubiese estado ausente unos minutos, y así había sido si no fuese ido a comprar esos caramelos de limón que tanto me gustaban. Maldigo mis gustos.

En el solidificado tiempo que nos acobijaba, guardé mis memorias en tu chaqueta. Dijiste algo pero no alcancé a oírte. El catastrófico evento se asomaba cada vez más impaciente, buscando cobrar la vida de dos inocentes actrices bajo el homicidio de un ebrio conductor de invierno. Te besé tan fuerte como pude y puse en tu mano nuestro Atrapa Sueños. Logré activarlo justo antes de que soltaras la mano de nuestra pequeña pelirroja. La brillante luz del dispositivo las adornaron como dos ángeles de plata. Las vi irse de mis sueños y volver a mi realidad; la anhelada realidad de la que ahora soy incapaz de visitar.

 

Sigo dormido esperando que la muerte me visite algún día. Sigo caminando por nuestra calle día y noche observando como el tiempo se detiene por minúsculos relámpagos de brisa. Sé que mientras duerma ustedes vivirán en mi realidad. Esta es mi esperada eternidad y mi ansiado regalo para ustedes.

Sé que ahora podré ser yo quien atrape mis sueños.

4 pensamientos en “Dash (Coro)

  1. Anakary dice:

    Vaya, me ha gustado. Si sueles escribir con ciertos guiños a la ciencia ficción tengo que leerte más.

  2. Michele dice:

    ¡Muy bueno! Me imaginé cada cosa descrita en el texto, felicidades, sigue escribiendo 🙂

  3. Es mentira, el copio todo eso de un libro.

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